Wanna cook? (Opinión sobre "Breaking Bad", sin spoilers)

Lo que se me ocurrió para decir sobre esta serie cuando finalicé la cuarta temporada lo encontrarán al final. En realidad, ni siquiera sé cuál sería el inicio más conveniente. Quizás algo como “es una de las mejores series que vi en mi vida”; pero eso deja insatisfecho a cualquiera. Lo que sí puedo afirmar es que me llama la atención la particularidad con que esta serie se mueve en el subconsciente del receptor. Cada vez que leo una reseña no puedo evitar aprender algo nuevo que no he visto… y tampoco he encontrado a nadie que haya visto lo que yo sí pude ver, ¿cómo se logra eso?

Entonces, creo que “Breaking bad” es mucho más que la degeneración de individuos que van tornándose oscuros a medida que avanza la historia; eso es para generar enganche, es mera publicidad, un insight demasiado común que puede ocurrírsele a cualquier narrador de las últimas décadas. Pero ocurre, claro está…

Ahora, algunos hablan de la corrupción moral que sufren los protagonistas, otros de los inevitables daños que ocasiona en su entorno el ingreso de un fulano al mundo de lo ilegal. Muchos prefieren enfocarse en los altibajos de las relaciones que mantienen los personajes y cada uno absorbe algo de cada quien, lo asimila y digiere de manera particular.

Cada quien ve lo suyo y es por eso que puedo decir que esta serie posee la galería de personajes más realistas y a la vez menos convincentes que he tenido el agrado de descubrir. En ese sentido, Breaking bad es un triunfo sobre los estereotipos que tan arraigados están en nuestros estándares. Quizá nadie en esta serie sea precisamente lo que esperamos ver. Los villanos no son villanos malísimos; son malos, sí, pero física y psíquicamente no son los malos que esperamos. Lo mismo puedo decir de las situaciones: hay tiroteos, pero no como los esperamos; hay situaciones que parecen perdidas, pero no las que estamos acostumbrados a ver; no hay explosiones a lo Michael Bay, el deus ex machina sólo sirve para empeorar más el conflicto, y así… un largo etcétera.

En lo que concierne a los personajes, Walter White es, como ya he dicho, mucho más que un hombre bueno volviéndose frío y calculador. Para mí, ni tan correcto ni tan firme, sino más bien un tipo natural, buen tipo pero con la célula del mal dormida en sus entrañas; quizás tangible en la vida real, podría ser un conocido, podría ponerle nombre y apellido, hasta podría ser un familiar. Pero además, Walter es un fracasado. Ese fracaso que lo mantiene encadenado a una personalidad apática y predecible será el verdadero motor que lo llevará a aliarse con Jesse Pinkman –también un fracasado, pero en un panorama distinto– para desafiar los límites establecidos por la ley. Nada es más peligroso que un hombre fracasado, deberíamos aprender eso y de ser posible detectarlo en la vida real. Por otro lado, la química entre estos dos es inestable; diferentes pero iguales, no se soportan pero se necesitan. Es una excelente revitalización del desvirtuado recurso de la pareja dispareja.

Ese mismo tratamiento implícito que no se permite revelarnos todo será también aplicable a la construcción de la trama en la que vemos cómo el pequeño y humilde negocio de las metanfetaminas irá creciendo, pasando por varias etapas y reflejando la realidad del mundo de las drogas del que nunca están exentas las rivalidades y los intereses de otros antagonistas. Eso es lo que muestra Breaking bad, y lo muestra muy bien, por eso esta serie goza de más arte que otras, porque, debemos recordar que el arte no dice las cosas, el arte lo muestra…

Sin mencionar las magistrales representaciones de los actores debo también hacer foco en el guión. Espontaneidad, humor y al mismo tiempo mucha originalidad serán los condimentos de las puteadas de Jesse, las reacciones descabelladas de Skyler, los eufemismos hilarantes de Saul, los disparatados comentarios de Hank y por sobre todo las sombrías y alucinantes expresiones de Walter. Todo lo que debe decirse cómo debe decirse en el momento que debe decirse.

Pero lo que más me ha gustado es el desenlace (tranquilos, lean sin temor, dije que no habría spoilers y yo cumplo mi palabra). Es común en la mayoría de los espectadores tejer teorías sobre cómo terminarán los personajes y al encontrarse con más de una opción no es raro que el suspenso aumente con el clímax. Sin duda, Breaking bad ha escalado el pico en el que la mayoría de las series resbalan y caen: satisfacer de manera unánime al público sin necesidad de traicionar a la propia historia. Al final no le sobra ni le falta nada ya que todo ha sido calculado con antelación y distribuido perfectamente en cada segmento. Creo que ese es el mayor logro de esta serie concebida con humor, consolidada con perspicacia, narrada con creatividad y materializada con maestría.

Pues bien, Breaking Bad ha logrado todo eso y seguramente mucho más. Y para terminar sólo puedo decir “gracias… gracias por devolverme la fe en la televisión”.




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