EL CADÁVER DE LA NOVIA Y LA MAGIA DEL CONTRASTE | ANÁLISIS

Todos hemos visto al menos una película de Tim Burton y son varios los elementos que en conjunto lo han posicionado como uno de los directores más pintorescos de la historia reciente.

Fuertemente influenciado por el expresionismo alemán sus escenarios son retorcidos y las características físicas de sus personajes sumamente llamativas: de ojos saltones y extremadamente altos, extremadamente bajos, extremadamente gordos o extremadamente flacos. A eso se le suman los subtextos góticos y oscuros que dan la sensación de estar en un cuento de hadas.

Fuera de cámara su actor fetiche es Jhonny Depp y casi siempre busca la colaboración del compositor Danny Elfman, dos engranajes que han sabido funcionar en su maquinaria. Y si hablamos de su influencia en el cine creo que podemos estar de acuerdo en que su mayor aporte fue haber revitalizado la técnica del cuadro por cuadro o stop motion, que a su vez otorgaba más personalidad a su singular estilo.

Estamos hablando del excéntrico director que nos trajo obras memorables como “El joven manos de tijera”, “Sleepy Hollow”, “Beetlejuice” y una de las adaptaciones de Batman más memorables de la historia. De su imaginación surgieron los mundos extraños de “The nightmare before Christmas” o “Frankenweenie”; y otras películas, no precisamente buenas, pero que hoy son obras de culto como “Marcianos al ataque” o su visión de “El Planeta de los simios”.

Con todo esto es normal que nos guste pensar en él como ese director incomprendido que sabe encontrar la belleza en lo truculento y tenebroso. Así es Tim Burton, o por lo menos una parte de su obra lo es, ya que en su haber se encuentran otras producciones como “La gran aventura de Pee-wee”, “Big Fish”, “Charlie y la fábrica de chocolate”, o el live-action de “Dumbo”.

Pero este no es un escrito sobre las oscilaciones del estilo Tim Burton, sino para hablar de sus trabajos más memorables y en opinión de un servidor, su última gran película- Hoy hablamos de Corpse Bride, conocido en Latinoamérica como “El cadáver de la novia”; y sobre cómo opera el contraste en su desarrollo narrativo.

Corpse bride es una película animada del 2005 que fusiona el musical con la fantasía; fue apadrinada por Warner Bros y desarrollada por Laika, estudio especializado en stop-motion que años más tarde nos traería películas como “Coraline” o “Paranorman”.

Ubicada en la era victoriana, está basado en un cuento folklórico ruso-judío del siglo XIX. La película nos cuenta la historia de Victor Van Dort, un joven tímido quien está a punto de contraer nupcias con Victoria Everglot. A pesar de ser un matrimonio arreglado, como se acostumbraba a hacer en esa época, Victor y Victoria se enamoran a primera vista en lo que es una de las escenas más tiernas de todo el film.

Sin embargo, las cosas no salen nada bien durante el ensayo y al sentirse presionado, Víctor huye al bosque en busca de paz interior. Mientras ensaya sus votos, sin saberlo coloca el anillo en una rama saliente que es en realidad la mano huesuda de una novia asesinada varios años atrás. El cadáver se levanta, declara el matrimonio consumado y lo lleva consigo a la tierra de los muertos. Supongo que es en esta escena donde se puede ver toda la influencia de las películas de terror que Tim Burton veía de niño. Y así, Víctor ahora debe encontrar una forma de volver a donde pertenece, pero sin herir los sentimientos de la pobre Emily.

Es una película hermosa y toda su genialidad se deprende de una sola palabra: contraste. Y para entender este planteamiento debemos hurgar en el estilo de Burton.

Hay varios factores comunes en todas sus obras, pero creo que podemos identificar tres temas en particular. El primero: los choques entre dos mundos irreconciliables; como vemos por ejemplo entre el espíritu navideño y la naturaleza macabra del Halloween en “The nightmare before Christmas” o en el rechazo mutuo entre los vivos y los muertos en “Beetlejuice”.

El segundo tema es el del inadaptado social. Con frecuencia un protagonista que no logra encajar en el mundo que le toca vivir o incluso es rechazado por este. Lo vemos en un joven Vincent que no es feliz con la realidad y prefiere vivir en la ficción. En la triste historia de Edward Scissorhands quien solo encuentra refugio en su amor imposible con Kim. Lo vemos incluso en los villanos de Batman y, ¿por qué no? incluso en su versión de “Alicia en el país de las maravillas”, donde Alicia es… bueno, Alicia.

Y el tercer tema está en las relaciones entre padres e hijos, que no siempre son ideales. Lo vemos en películas menos oscuras como “Big Fish” o “Charlie y la fábrica de chocolate”.

En todos estos el contraste actúa de forma diferente pero donde más lo notamos es en el primer tema, y si nos fijamos bien veremos que allí es donde encaja la filosofía de Corpse Bride. Solo basta mirar la forma en que ambos mundos están construidos.

En el llamado Mundo de los “vivos” fotográficamente imperan los tonos sepias, grises y azules. El gris es un color monocromático, el sepia un tono de baja saturación que representa antigüedad, y el azul es un color psicológicamente asociado a la melancolía. Tenemos entonces que en la tierra de los vivos casi no hay color como símbolo de la falta de emociones y libertades.

La arquitectura también es lineal y fría e incluso el diseño de los personajes es bastante estilizado y simétrico. Lo único que le da algo de vida a este mundo es el carisma de sus personajes que en su mayoría son antipáticos, reservados o incluso de moral cuestionable. Y de la música ya ni hablemos: notamos un estilo barroco, y la música barroca europea era con frecuencia de compás claro y sencillo, muy uniforme y hasta mecánico, y con un carácter un tanto tristón en algunos casos.

Y sé lo que estarán pensando: todo esto corresponde a un contexto histórico que se debe respetar, lo que es en parte es cierto, pero no olvidemos que ubicar la trama en un determinado espacio histórico y geográfico es también una decisión artística. Y si nos fijamos en las características de la era victoriana nos daremos cuenta que este es el periodo ideal para la trama de esta película.

La Inglaterra del Siglo XVIII era en aquel entonces la mayor potencia mundial y un referente cultural y moral para el resto de Europa y las colonias. La estructura de las clases sociales había sido marcada por la llegada de la industrialización, pero a pesar de los avances tecnológicos y científicos el sistema monárquico exigía que solo la nobleza pudiera gobernar y existía un fuerte rechazo entre las clases altas y las clases medias y bajas.

Era una época de fuerte puritanismo y exagerado deseo de pretender lo que no se era. La era victoriana representa como ninguna otra la doble moral y los valores conservadores, que se resumían en mantener una fachada sobria y ejemplar ante la mirada de los demás. Y por ese motivo la práctica habitual era el de los matrimonios arreglados.

Y todo eso está condensado solo durante los primeros quince minutos de metraje. Al principio tenemos a dos familias que desean casar a sus hijos a toda costa. La familia de Víctor es una familia de nuevos ricos. Históricamente el término “nuevos ricos” refiere a personas de rango social inferior que gracias a un éxito económico reciente ahora pueden permitirse los mismos lujos que la clase alta. El término es despectivo porque señala la diferencia con los viejos ricos quienes han heredado su fortuna a través de muchas generaciones, mientras que los nuevos ricos siguen manteniendo modales vulgares y poca delicadeza. Así es la familia de Víctor, una familia de vendedores de pescado que esperan que el matrimonio de su hijo sea una oportunidad para seguir escalando socialmente.

La familia de Victoria se encuentra en una posición muy distinta. Hablamos de una familia aristócrata que se encuentra en la ruina y se ven forzados a casar a su hija con un pretendiente de menor clase. Como ellos mismos lo dicen, solo ven a la familia de Víctor como gentuza, pero el deseo de escapar de la pobreza es mucho más fuerte. Además, durante esta introducción vemos también la rigidez de las disciplinas de la época, siendo que Víctor y Victoria ni siquiera se han conocido para este punto.

Entonces sí, hay un excelente trabajo de recreación. Cada uno de los elementos, en algunas ocasiones empleados de forma sarcástica para el público contemporáneo, se sienten totalmente verosímiles y acordes. Hasta que llega el momento del contraste.

Una vez llegados a la tierra de los muertos la cosa cambia radicalmente. El color hace su aparición y está presente en todo momento. La arquitectura es irregular y chueca, e incluso el diseño de los personajes es grotesco y asimétrico.

La primera escena en la tierra de los muertos es poderosa, porque de golpe nos arrebata de la realidad aburrida y gris para sumergirnos en un mundo lleno de estruendo, desorden y colorido. La idea del contraste nos permite incluso introducir referencias históricamente incorrectas. Por ejemplo, la canción de Bonejangles es un tema jazzístico de ritmo cambiante que contrasta fuertemente con lo que habíamos escuchado antes. Y por supuesto no voy a omitir la muy bien aprovechada referencia a la danza del esqueleto.

Pero… ¿qué significa todo eso? Básicamente es un mensaje que nos quiere dar Tim Burton. Usualmente la muerte es visto como algo tenebroso y no deseado, pero en esta película vemos como los vivos están encorsetados en un estilo de vida que no les permite disfrutar nada, mientras que los muertos están llenos de vida. Celebran, cantan y no tienen nada de qué preocuparse. Dentro de la idea de que la muerte no es tan mala como parece, el mensaje es bastante claro: muchas veces somos los vivos quienes estamos muertos en vida. Y si sos una de las tantas personas que seguro alguna vez ha escuchado la famosa frase de que no estamos disfrutando la vida lo suficiente, estoy seguro que entenderás lo que quiero decir.

Lo más hermoso es que no lo dicen directamente. Llegamos a esta conclusión simplemente estudiando el lenguaje fotográfico de la cinta. Esa es la magia de Tim Burton y es la magia del contraste en sus películas.

Es más, hay otros elementos que refuerzan la idea de aceptar a la muerte como un hecho natural de la existencia y dejar de verlo como algo tenebroso e indeseable. El ejemplo más claro se da cuando los muertos invaden la tierra de los vivos. En una escena vemos como un niño pequeño reconoce a su propio abuelo quien claramente ha fallecido en el pasado. Esta escena de reencuentro entre seres queridos es una invitación a entender que la muerte no es una pérdida, sino una oportunidad para volver a ver a quienes ya no están con nosotros. Claro, esto ya va un poco de la mano con las creencias de cada persona sobre lo que hay después de la vida, pero también puede entenderse como un llamado a valorar a las personas que están a nuestro alrededor mientras aún podamos contar con su compañía física.

Finalmente, quiero concluir hablando del personaje de Emily. Si antes el contraste estaba en el escenario y la ambientación, ella es la encarnación de la misma palabra. Emily es un cadáver, una mujer asesinada, pero a lo largo de toda la cinta se hace énfasis en su deseo de ser feliz con el amor de su vida, felicidad que siempre parece ser inalcanzable para ella, y si consideramos lo expresado antes, que el matrimonio era visto simplemente como un recurso de provecho, entonces los anhelos del personaje adquieren un valor particular.

Por supuesto, la idea de la ceremonia matrimonial como el máximo símbolo de amor es una idea contemporánea. Mientras los vivos lo organizan de forma metódica, aburrida y pensando solo en el beneficio personal; los muertos celebran la noticia de una boda con alegría, con cada uno de ellos aportando algo para la causa y de forma completamente desinteresada. Una vez más, el mensaje está presente: entre los muertos hay más humanidad que entre los vivos. Un claro llamado de atención para todos nosotros.

Si queremos llevar las ideas sobre la muerte incluso más lejos podríamos mirar el final de la cinta. Una vez que Emily se libera por fin de sus ataduras su cuerpo se descompone en miles de mariposas azules. La mariposa es un símbolo que ya aparece al principio de la película como un símbolo de libertad, que además sirve para introducirnos al mundo que se abre antes nosotros y exponer los créditos de apertura. Pero no es sino hasta el final que entendemos realmente su valor en esta historia.

En algunas culturas, la muerte no es el final, sino la transición hacia algo que está incluso más lejos. Por eso la mariposa es vista como un símbolo de renacimiento. Y en esta cinta donde todo gira en torno a la vida y a la muerte, la idea del renacimiento no podría ser mejor broche de oro.

Por todo esto y más es que para mí Corpse bride es el mejor exponente de la obra de Burton, porque siento que sí me está dejando un mensaje real. Y no me malentiendan, yo sé que hay mensajes de aceptación en sus otras películas, pero casi siempre siento que la sustancia es opacada por el estilo. En esta película en cambio, es la primera vez que siento que el estilo está en función al mensaje. Sus otras obras me parecen más bien artesanales y claro que tienen su valor, pero si vamos a hablar de arte, Corpse Bride está sin duda en primer lugar.

Pero esto ya es un comentario personal. ¿Ustedes qué piensan? ¿Es esta la mejor película de Burton o podríamos considerar otros ejemplos? Les queda de tarea hacer su propia reflexión. Gracias por leer. Antes de irme dejo anexado un video que hice hace un par de años que quizás resulte más didáctico para entender lo expresado en este texto.

 


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